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viernes, 14 de enero de 2011

Entrevista DEIA - Abuso Sexual Infantil

"No nos obsesionemos con los abusos; no es lo habitual"

La detención de un profesor en Erandio, acusado de abusar sexualmente a varios alumnos, ha convulsionado a la sociedad esta semana. El psicólogo clínico Miguel Ángel Ruiz advierte de que, en algunos casos, los niños ni siquiera son conscientes de que están siendo víctimas.

Bilbao. ¿Cómo vive un niño los abusos sexuales? ¿Son conscientes de ello?
Depende de la edad, del tipo de abuso... Si son muy pequeños, quizá ni se den cuenta, lo ven como un juego. O puede ser un tocamiento tan sucinto que ni lleguen a notarlo. A partir de los 7 u 8 años sí pueden empezar a notar algo raro. También depende de las técnicas que desarrolle el pedófilo; algunos niños ni siquiera lo ven como algo traumático, porque les engaña haciéndoles ver que es un juego.

¿Se pueden detectar estos casos?
El tipo de abuso y los síntomas que provoca en cada niño son tan amplios que es difícil determinarlo, salvo que sean cosas muy claras. En general es difícil. Si es muy sutil, es prácticamente inapreciable; a veces lo cuentan de forma inocente, relatando cómo juegan con él. No es fácil, a no ser que el abuso sea fuerte.

En estos casos, ¿los síntomas son más evidentes?
Sí, tiene dolores de cabeza cuando nunca se había quejado, pesadillas continuas, de repente se vuelve retraído, rehusa ir a clase de gimnasia o no quiere desvestirse con más gente, tiene miedo de ir solo al baño, se vuelve agresivo... Son cambios que chocan, cosas que antes no sucedían, y que perduran; que un niño tenga un cambio emocional repentino puede ser normal si ocurre un día por algo concreto. Si ocurre con cierta frecuencia, es cuando se nos tiene que encender la luz.

¿Aparecen en todos los casos?
Si son abusos dañinos para el niño, sí. Pero también puede haber tocamientos tan sutiles que el niño no se da cuenta y, por lo tanto, no le causa daño alguno. Intervendremos en consecuencia, pero tampoco le vamos a causar un problema al niño donde él no lo ve. Si hay abuso dañino o perjudicial, como en la mayoría de los casos, siempre va a haber unos síntomas que nos indiquen que algo no va bien.

¿Siempre hay que sospechar de abusos?
Estos comportamientos no son aplicables únicamente a abusos; pueden ser celos de un hermano pequeño que acaba de nacer o problemas con un compañero de clase. Indican un amplio abanico de trastornos o problemas en la vida del niño.

¿Cómo descubrirlo?
Hay que hablarlo haciéndole preguntas indirectas, poco a poco: con quién juega, dónde, cómo... Pero sin obsesionarse, que a veces lo hacemos en exceso. Gracias a Dios, la mayor parte de los profesores son personas normales y no tienen esos comportamientos. No es lo habitual, así que nos obsesionemos con ello; no podemos empezar a preguntarles si su profesor les toca o no, sin venir a cuento. Si el niño está feliz y no hay signos extraños, no hay problema.

Me imagino que no será fácil que hablen de ello.
Si el abusador sabe hacerlo, entre comillas, el niño no lo van a contar, y esa es la gran desgracia. Crea en el niño un sentimiento de culpa, haciéndole creer que es responsable a través de regalos o del chantaje emocional; él ha participado libremente, por eso ha recibido regalos... Sabemos que los casos que se denuncia son un porcentaje muy pequeño. Otras veces lo cuentan de forma totalmente inocente; con fulanito juego así y así. El niño no sabía que estaba siendo abusado, sino participando en un juego, y como tal lo cuenta. Por eso, una buena comunicación con nuestros hijos, la presencia de los padres en su educación, favorece saber lo que les está sucediendo.

En el caso de estas víctimas, ¿cómo se debe actuar con ellos a partir de ahora?
Depende de la edad, de si hay consciencia de que ha sido víctima de algo negativo y del tipo de abuso. La actitud de los padres es clave; no se trata de mentir y decir que no ha pasado nada, pero tampoco estigmatizar el hecho. Decir lo que nos ha pasado es desagradable pero tú eres fuerte y lo puedes superar, la vida sigue y estas cosas nos sirven para saber que hay personas malas en la vida es una actitud más sana que lamentarse una y otra vez con un Dios mío, qué desgracia lo que nos ha pasado.

¿Pueden sufrir secuelas?
Depende del tipo de abuso, del alcance, del tiempo que dure, la intensidad, la gravedad... Pero pueden dejar marcada a una persona de por vida; se vuelven retraídas, insatisfechas, con falta de confianza en sí mismas...

Los protocolos para detectar este tipo de abusos u otros como el bulling, ¿funcionan correctamente en los centros escolares?
No conozco en detalle cómo funcionan, pero investigar continuamente si los niños son víctimas de abusos me parecería peligroso. Hay que prestar atención individual al caso cuando detectamos algo raro en un niño, pero establecer una serie de preguntas globales a los niños para ver cuáles son víctimas de posibles asuntos no lo estimo conveniente.

Generan una evidente alarma social. ¿Se deben dar a conocer?
Me pone en un brete... Creo que sí, pero al mismo tiempo tenemos que tener confianza en nuestro marco educativo y en nuestro profesorado. Nuestro sistema es fuerte y estos casos, tarde o temprano, siempre salen a la luz; los mismo profesores que sospechan son los primeros en denunciar y no permitir estos casos.


Miguel Ángel Ruiz González


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